Los discursos parlamentarios de Práxedes Mateo-Sagasta

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Legislatura: 1889-1890 (Cortes de 1886 a 1890)
Sesión: 5 de julio de 1889
Cámara: Congreso de los diputados
Discurso / Réplica: Réplica al Sr. Romero Robledo
Número y páginas del Diario de Sesiones: 17, 465
Tema: Conducta del Gobierno ante las apreciaciones de la prensa, y noticias de la misma relativas a palabras que se suponen pronunciadas por el Sr. Presidente del Consejo de Ministros en los pasillos del Congreso

Yo no quiero atar a mi carro nada; es más, ni siquiera tengo carro.

Es mucha manía la del Sr. Romero Robledo, de dar importancia a cosas que no la tienen, y sobre todo, sacar consecuencias desfavorables a altas instituciones, cuando no hay razón ni pretexto para nada de eso. Yo he dicho sencillamente, en todas partes donde me han querido oír, que esas amenazas, cuando existan, no hacían efecto ninguno, y que en ciertas regiones, en todas las regiones, en las altas, en las medias y en las bajas, no solían producir otro efecto que uno contraproducente. Eso he dicho en todas partes a todo el que me lo ha querido oír.

Es posible que lo haya oído algún redactor de El Liberal o alguna persona relacionada con él, que luego lo habrá traducido como le haya parecido conveniente, y S.S. ve en esa traducción un delito.

Pues como yo no deseo persuadirme de que haya delito cometido contra ciertas instituciones, deseo que no lo vea nadie. (El Sr. Romero Robledo: Quienes deben verlo son los tribunales de justicia).

Pues por eso contesto así, porque los tribunales bastan; si lo hubieran visto, habrían procurado castigarlo, porque dado el régimen que existe para la prensa, los tribunales no necesitan excitaciones del Gobierno, y allí donde ven los delitos cometidos por la prensa, sobre todo delitos de esa naturaleza, allí deben estar los tribunales, como están para toda otra clase de delitos.

¿A qué abultar más las cosas, ni a qué exagerarlas, sobre todo en el sentido que S.S. les da, que no es conveniente, permítame S.S. que se lo diga, porque ahora resultará, que muchas personas que habrán leído el suelto sin ver lo que ha visto S.S., ahora lo leerán como S.S. lo ha leído? Por lo demás, yo no he contradicho a los Ministros; porque cuando S.S. habló el primer día supuso que se había citado el nombre de S. M. la Reina atribuyéndole ciertas palabras, y he dicho que eso no es exacto, que lo desmiento; y que desmiento también lo relativo al nombre de las personas que antes cité. Los Ministros no negaron eso; hasta que al ver la insistencia que S.S. ponía en el asunto, me enteré de lo que decía el periódico y vine a deducir que, en efecto, de conversaciones públicas, completamente extrañas a eso, porque lo dije a todo el mundo, ese periódico pudo deducir el suelto de que S.S. ha hablado.

Yo creo quo no debe darse importancia a cosas que no la tienen; y en bien de aquello mismo que defiendo, no quiero decir más, y me siento. [465]



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